Kommentar | ...El lugar donde Jorge atendía (no me animaría a llamar a eso "un consultorio"), era tal como Jorge: informal, desarreglado, desprolijo, cálido, colorido, sorprendente y, para qué negarlo, un poco sucio. Nos sentamos en dos sillones frente a frente y mientras yo le contaba algunas cosas, Jorge tomaba mate (...¡tomaba mate durante la sesión!). Me ofreció uno: —Bueno —le dije. —Bueno ¿qué? —Bueno, el mate... —No entiendo. —Que te voy a aceptar un mate. Jorge me hizo una servil y burlona reverencia y me dijo: —Gracias, Majestad, por "aceptarme" un mate... ¿Por qué no me dices si quieres un mate o no, en lugar de hacerme favores? Este tipo me iba a volver loco. —¡Sí! —dije. Y ahora sí el gordo me dio un mate. Decidí quedarme un poco más. [Recuentos para Demián: Los cuentos que contaba mi analista. Jorge Bucay]
In diesem Kontext wäre 'de mí' sogar ganz fehl am Platz, denn dieses "te voy a aceptar un mate" klingt wie "nun gut, ich tue dir den Gefallen und trink deinen Mate", was vom Psychologen auch genauso empfunden wird.
naatsiilids Vorschlag würde ich ein kleines bisschen ergänzen:
Man denke an "jemandem auf seine Bitte, Angebot, Vorschlag u. Ä. hin etwas abnehmen", denn das Verb aceptar bedeutet soviel wie 'recibir voluntariamente':
Rafael Molero explicó que los cesados sabían que en la operación de narcotráfico estaba implicado un político, pero desconocía su nombre. Al ser preguntado por la abogada Cristina Peña si conocía a qué partido político pertenecía, la juez no le aceptó la pregunta. |
---|