La punta de la lengua: Críticas con humor sobre el idioma y el Diccionario
Álex Grijelmo - Aguilar, 2014
https://books.google.de/books?id=R7_7AgAAQBAJ
El piloto dijo: «Hemos tenido problemas con el slot». Algunos se llevaron un susto, porque eso sonaba a que se había estropeado algún muelle del avión.
Finalmente, despegamos 45 minutos después. ¿Les habrá dado tiempo a arreglar el muelle?
Pero no se había estropeado ningún muelle. Simplemente, una pasajera se había equivocado de vuelo (por increíble que parezca) y tuvo que bajar del aparato. Con el lío, perdimos unos minutos preciosos. Y a freír espárragos el slot.
Los slots son los permisos de despegue, y a veces los periódicos citan esta palabra cuando tratan los problemas de la navegación aérea, o hablan de la saturación de los aeropuertos y de lo difícil que les resulta a las aerolíneas lograr más autorizaciones para maniobrar por ellos. O sea, que perdimos el slot, y eso en román paladino significa que se nos había pasado la vez.
El miedo a la incertidumbre | El Independiente de Granada
Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 17 de Noviembre de 2017
... En otra pantalla surgen los números de matrícula en intermitente, mientras por un altavoz que apenas se escucha informan del coche al que le toca. Casi no aparto la mirada de ella por miedo a que se me pase la vez, una tontería porque hay tiempo suficiente para enterarte, arrancar el motor y dirigirte al túnel correspondiente. Y por fin, veo mi numeración, debo pasar por la línea 4. Empieza el examen.
https://www.elindependientedegranada.es/blog/...
Hogares en la red. Una adicción como otra cualquiera
Tres casas después y revolución digital por medio, el gusto por la decoración continúa y la adicción a las nuevas propuestas ha evolucionado del soporte papel a las maravillosas webs y los destacados en redes sociales. Para una adicta como yo a estos aspectos de la belleza material, internet es un universo ilimitado que consiguen acotar Instagram, Pinterest, además de Facebook, en mi caso.
Me declaro fan de las aportaciones personales que multiplican la creatividad hasta niveles insospechados. Cómo crear taburetes amontonando y atando libros con correas, por ejemplo, o cómo crear un revistero doblando elegantemente una percha. Sin olvidar todo lo que podemos crear con un par de paléts.
Pero a nivel profesional, quiero decir, revistas o webs profesionales, me tienen en el bote Houzz y AD. Abro compulsivamente los artículos que cuelgan en facebook y además de leerlos de arriba a abajo, me voy perdiendo en los artículos relacionados…Cuando quiero darme cuenta me pasé de parada de metro, se me han quemado las judías o se me ha pasado la vez en la consulta del médico.
https://masdecultura.com/digital/hogares-en-l...
Juan José Rubio Ruiz | 14. August 2017
En el acuerdo de Conciliación me reservé los suministros y la intendencia porque las camas me salen torcidas y si limpio lo rompo todo. Hoy he ido a la panadería, a la frutería y al Súper. En Bronchales todo lleno. Pero he hecho la compra. Y al llegar ala carnicería !zas! 50 números por delante de mí. Alguien me ha susurrado "vete al bar Tal". Pero se me pasará el turno!". Y es que en el Bar Tal han colocado una pantallita por la que puedes seguir los turnos mientras tomas unas cañas. Tan bien estaba que por poco se me pasa la vez. El ingenio al servicio del publico.
https://www.facebook.com/1617830694955062/pos...
"No dejan entrar a los solicitantes de asilo al Samur Social ni para orinar. La situación es muy dura"
Javier J. Bas | Madrid | 13/11/2019 - 20:41 h. CET
"La gente no se quiere marchar de la puerta porque piensan que si lo hacen van a perder la vez. De hecho, a varias personas les han llamado cuando se habían ido a orinar. Les ha pasado la vez y se quedan a la cola. Les llamarán una vez que hayan pasado el resto", prosigue esta voluntaria.
https://cadenaser.com/emisora/2019/11/13/radi...
La heridita | Última | EL PAÍS
Marta Zhein | 12 ene 1989 - 00:00 CET
¡Ay que risa, que me da, que me parto, que me hago pipí! Todo porque decidí tratar una heridita a base de cartilla de la Seguridad Social.El asunto empezó un lunes, cuando opto por acercarme al ambulatorio. Cojeo hacia el mostrador, saludo deportivamente a la rolliza enfermera y me entero de que he llegado dos minutos tarde. No había número para mi heridita. Le hubiera arrancado el moño de no ser por una señora entrada en años y kilos, experta en salas de espera, que me pasa la receta: comienzan a dar papelitos desde primera hora de la mañana. Sabiendo el truqui, acepto deportivamente mi derrota y espero al día siguiente.
Vuelvo el martes, triunfal, a las nueve de la mañana, dispuesta a llegar la primera a la meta, pero me encuentro con una anciana, dos amas de casa y un parao que me llevan varios minutos de ventaja. Soy la quinta, qué le vamos a hacer. Compruebo que tengo cuatro horas por delante, aprovecho y sigo con mi labor de currante. A las 12.05, arañando el tiempo, me persono en el ambulatorio dando pequeños brincos, alcanzo la puerta, me dispongo a entrar, pero una enfermera tan pálida como su uniforme me indica que ya está dentro el sexto enfermo. No hay heridita que valga, se me ha pasado la vez.
El miércoles cambio de táctica, pido el favor a una vecina y consigo el número 47. A la hora de haber empezado la consulta irrumpo en la sala arrastrando el pie. El doctor permanece apoyado en el quicio de la puerta. Pretendo cruzar el umbral cuando oigo su voz (ya sólo atendía a vigilar que no me pisaran) que dice que hace tiempo que atendió al último paciente. Sólo valdría si se tratara de una urgencia, pero la heridita del pie no alcanza aún ese rango.
Jueves. Escocida, irritada, coja, con el pie a la funerala, paso toda la mañana en la sala de espera. Me toca la vez. Me atiende, me receta una cremita. Viernes. Resulto alérgica a que me den pomada. Sábado. Ingreso en urgencias. Y ahora llevo dos semanas de baja al sol.
https://elpais.com/diario/1989/01/12/ultima/6...