Beispiele/ Definitionen mit Quellen | Taller de Escritores, Medellíin, Editorial Universidad de Antioquia, 1988, p. 24. - Si no le hago un escándalo es para que después la gente no salga del velorio con lástima de la pobre viuda diciendo: "Qué pesar, miren lo que le hizo ése". Usted sabe que soy de hacha y machete y no me gusta que me tengan pesar. De este golpe yo me paro solita.
Sánchez Arbeláez, Julio Enrique: La saga del popular, Medellín, Editorial Lealón, 1989, p. 30. - Cuando me harté de que mis primas, en la casa de mi tío, me tuvieran pesar por huérfano, me fui a la casa de Nelly Mejía.
Uribe Ossa, Inés: Una ansiedad cada mañana, Bogotá, Impregraf, 1989, p. 132. - Le enviaba dinero, le tenía pesar, no sabía quién era ni me atrevía a preguntarlo. Quería auxiliarla y no había minuto que no quisiera estar en la hacienda visitando a los amigos sin dejar que sospecharan del interés que me despertaba y el imán que me atraía, que me arrastraba hasta donde ella estuviera.
Henao Montoya, Susana: Antesala del paraíso y otros cuentos, Pereira, Risaralda Cultural, 1993, p. 26. - Lo único que quiere es una casita más grande por ahí mismo en el barrio, cerquita de sus amistades, y estoy viendo cómo darle el gusto, aunque de todos modos, yo digo que a ella le gustaba más lo que le regalaba mi hermano, porque desde que nació diz que le tenía pesar por anémico y revejido, que porque casi se le muere, que era muy yeyo y muy rabioso y ni mis hermanas podían meterse con él. ...
Arias, Andrés: Tú, que deliras, Bogotá, Laguna Libros, eLibros Etidorial, 2013. - —¿Sabe que? Yo le tengo pesar a este muchacho Trujilio, aunque sea tan presumido. La señorita Cárdenas ni lo mira, y él chorrea la baba por ella. Mire, ahora le está poniendo en las narices a este señor Jaramillo. Eso debe ser duro, ¿no?
Reinaldo Spitaletta, Mario Escobar Velásquez, Vida puta puta vida, Bogotá, Gerardo Rivas Moreno Editor, 1996, p. 45. - Eramos muy pobres. Me la pasaba cogiendo café en Sabaneta y lavando ropas, mientras mi mamá trabajaba de sirvienta. A nosotros nos crió mi abuelita, también muy pobre. A mi mamá entonces no la queríamos. Ahora, sí. Y le tengo mucho pesar. Ella nos abandonó muy pequeñas. Vivíamos en una piececita. Yo sólo pude estudiar hasta tercero primaria, porque fui muy inquieta, muy alocada. Y peleadora. Les pegaba a las maestras y a las compañeras.
Walter Riso, Cuestion de dignidad, Editorial Norma, 2002, p. 68. - Humberto es un hombre inmaduro, mujeriego, perezoso y violento. Suele tratarla de manera descortés e insultarla, además de exigirle que trabaje muchas más horas que él en la farmacia. Ella se ha acostumbrado a la crítica inclemente y justifica el comportamiento agresivo de Humberto por su enfermedad y la carencia afectiva que tuvo en su niñez: "Le tengo mucho pesar, el padre lo abandonó cuando era apenas un niño y la madre nunca se ha preocupado por él". El instinto maternal dirigido a un adulto puede hacer desastres.
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